Era sábado 3am cuando le toque timbre
-Necesito un correctivo, estuve considerando seriamente comerme al joven.
-Jajajajajajaja, ahí bajo.
Y apareció con esa camisa negra que tan bien le sienta.
-Cuánto fernet tomaste?
-Creo que no terminé el primer vaso.
– Ajam, y me imagino que no manejaste así…
– Nooo, cómo se te ocurre!
– Te vas a matar un día.
En el ascensor me miro de pies a cabeza, yo tenía un vestido bastante escotado, llegaba unos quince centímetros por encima de la rodilla y en los pies unas deli rojas. Apoyo su mano en mi cintura y fue subiendo en una caricia hasta que llegó a mi nuca, metió su mano entre mi pelo, al ras de la piel y cuando tuvo toda su mano adentro la giro llevándose mi pelo con ella, al tiempo que apretó mi cabeza entre la suya y la pared del ascensor.
– Así que la nena necesita un correctivo…
– Si, urgente, no puedo dejar de pensar en cojer, hoy me hice..
– Shhh – tirando más fuerte del pelo – ¿ Yo te dije que podías hablar?
– No señor
– Vas a necesitar más de un correctivo me parece, entrá sacate la ropa, te quiero de rodillas, con el orto apoyado sobre tus pies, las manos en las rodillas y mirando el piso.
Se fue unos minutos, escuchaba de fondo ruidos de envoltorios que se abrían. Tardó lo suficiente como para que se me duerman los pies.
– ¿Estás cómoda?
– No
– ¿Te gusta?
– Me calienta.
– ¿Qué querés hacer?
– Chuparte la pija.
– Bueno, pero no podés usar las manos.
Me llevo un rato, él estaba en cuero pero tenía un pantalón con cinturón. Manteniendo mis manos en la espalda tuve que morder el cinturón para desabrocharlo, tenía un gusto característico a cuero, algo salado, después desabrochar el botón y buscar con mi lengua la hebilla de cierre para poder bajarlo. Después fui bajando el pantalón mordiendo de los dos lados, cuando llegue al calzón en un solo movimiento le saque la pija afuera, la tenía durísima, lo miré desafiante y se la chupé con devoción.
– Estirá las manos.
Me puso unas muñequeras que mantenían mis manos juntas y estaban unidas a una cinta que tenía un tope al final.
Se quedó parado al costado mío.
– Párate, muy lentamente.
Cuando iba por la mitad de la subida me dio un chirlo en el culo que casi me hace caer, tenía los pies dormidos.- Dije lentamente. Baje y volví a empezar, como a él le gusta, espalda derecha, mirada al frente, culo para afuera.
– Así si. – dijo mientras me acariciaba el mismo lugar que había golpeado.
Agarro la cinta y me llevo, me paro apoyada contra una puerta abierta, me levanto los brazos por encima de mi cabeza, pasó el tope de la cinta del otro lado de la puerta y con un empujón cerró la puerta y me arrastró a mi con ella.
– No te sacaste toda la ropa…no me estás escuchando.
Saco una de mis tetas por fuera del corpiño y me apretó un pezón.
– Voy a tener que sacarte la ropa yo. Ay… qué voy a hacer con vos!
Se arrodilló adelante mío y se quedó unos segundos mirándome a los ojos. Agarró de ambos laterales mi bombacha y la bajó unos diez centímetros, levantó la mano hasta la altura de mis hombros y me pidió que le chupe dos dedos, los que después metió entre mis piernas y adentro mío. Mientras metía y sacaba sus dedos me acariciaba el clítoris con el pulgar y me miraba a los ojos.
Se me agitó la respiración.
Me termino de bajar la bombacha, me separo las piernas y empezó a besar mis piernas, dándome pequeñas mordiditas sobretodo en la cara interior por encima de las rodillas. Puso una de mis rodillas encima de su hombro y empezó a chuparme, después de un rato de chupar mi clítoris me metió un dedo adelante y otro atrás. No paso mucho hasta que acabe.
– ¿Te dije que podías acabar? ¿ Me preguntaste si podías?
– No
– Ya sabes, no?
– Si
Me di vuelta, apoye mi cara y mis tetas contra la puerta, separé bien las piernas y saque lo más que pude el culo para afuera.
Me acaricio un rato el culo mientras me besaba la espalda, se acercó a mí oído y me preguntó si le iba a preguntar la próxima vez – no sé.-
Y me dio un golpe más fuerte que el primero, que me hizo sacudir todo el cuerpo. -¿Cómo?- y me dio un segundo golpe en el mismo lugar que me dolió bastante.
– ¿Seguís sin saber ahora?
– No
– Muy bien, me gusta ésta posición, no te muevas.
Y así sin más sentí algo muy grande meterse adentro mío, me sorprendió, me incomodó y me encantó. Después lo prendió y el conejito que tocaba mi clítoris empezó a vibrar, fueron aumentando la potencia y mis gemidos hasta que me moví. Me dió otro golpe.
– ¿Puedo acabar?
– No
– Por favor!
– No