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Un congreso inolvidable

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UN CONGRESO INOLVIDABLE
Llegué durante la mañana del viernes con la intensión de disfrutar la alberca de mi hotel y descansar, así que me instalé y baje a la alberca. Después de un rato llego una pareja y se sentó en las sillas de al lado. Era una pareja muy atractiva, ella muy hermosa con un buen cuerpo y el delgado pero con músculos marcados. Estuvimos en la alberca varias horas sin entablar conversación, pero yo no dejaba de mirarlos cada vez que se paraban o se recostaban en las sillas; así pude comprobar que ambos tenían cuerpos muy apetitosos que sobresalían de sus pequeños trajes de baño y más antojables aun cuando se acariciaban entre sí. Ella con grandes tetas y unas hermosas nalgas que invitaban a fantasear con tan rico culo. Él por su parte moreno y con un paquete que también invitaba a fantasear sobre su funcionalidad. Yo miraba aquel bulto e imaginaba como sería. Con esos pensamientos me pare para ir al baño a orinar y cual sería mi sorpresa al verlo entrar también. Haciendo acopio de fortaleza, fingí abrochar mi traje de baño para observarlo y cuando se bajó el traje de baño pude comprobar que efectivamente poseía un pene grande y hermoso con dos testículos firmes y un vello púbico bien recortado. Ignorando mi vergüenza y su posible enojo, le dije que muy a mi satisfacción podía comprobar mi teoría de que poseía un pene viril, fuerte y por demás hermoso pudiendo imaginar que tendría orgasmos muy eróticos. Me miró un momento y me ofreció poder tocarlo ya que así podría verlo como se ponía duro poco a poco y en completa erección. Sin dudar me acerqué y comencé a tocarlo lentamente, él me dejaba hacer lo que mis manos quisieran y poco a poco fui sintiendo como crecía ese magnífico instrumento entre sus piernas. Lo acaricie suavemente, subiendo y bajando el prepucio, alternando con sus testículos sensibles pero firmes, eran hermosos, suaves y duros a la vez. Al poco tiempo aparecieron unas gotas de líquido transparente en la punta del glande duro e hinchado, por lo que yo me apresuré a recoger tan delicioso manjar con mi lengua. Él no puso objeción y me dejó hacer; no sé cuánto tiempo estuve chupando su pene, pero yo no quería dejarlo, esa era una gran sensación. El con cierta astucia lo metía hasta el fondo de mi boca, haciendo que sintiera nauseas, pero yo busqué la manera de sincronizar sus embates y mi respiración, logrando que su delicioso pene tocara mi garganta. Yo estaba perplejo, solo quería poder tocar y sentir en mi boca esa maravilla de la naturaleza. Después de un rato no aguantó más y se vino con deliciosas convulsiones, yo al darme cuenta lo retuve y no dejé que se separara para poder tragar todo su semen caliente y pegajoso, así le lamí y chupe su verga hasta dejarla limpia y relajada. Nos despedimos y apresuradamente le dije mi número de habitación por cortesía, el asintió y salió del baño.
Al otro día muy de mañana, me despertó el teléfono y al contestar me sorprendí al escuchar una voz que me dijo que era el individuo que había conocido la tarde anterior en la alberca. Me pidió permiso para subir a hablar conmigo urgentemente y yo atónito le dije que sí. En un par de minutos llegó a mi habitación y comenzó a decirme que se había sentido muy intranquilo durante el día anterior y había dormido poco recordando nuestro encuentro en el baño de la alberca. Me dijo que había disfrutado mucho mi felación y que aunque su pareja también se lo hacía, conmigo había sido increíble. Disimuladamente yo veía su short y notaba que, tenía su pene en franca erección y recordando la tarde anterior yo también empecé a excitarme, deseando revivir aquellos momentos y volver a tener tan rico fierro en mi boca. Me pidió que por favor volviera a mamársela pues estaba muy caliente y acto seguido, se quitó la ropa y se acostó en mi cama. Yo asombrado lo seguí y como autómata pero con gran satisfacción observe su verga tan rica en completa erección y tambaleándose como llamándome. Me acerqué y comencé a lamer su pene lentamente así como sus testículos. Disfruté mucho sentir en mis labios y en mi lengua la suave y delicada piel de su glande, prepucio y escroto; sentir en mi lengua y labios las venas turgentes de su pene mientras entraba y salía de mi boca, así como su líquido transparente de sabor delicioso y ligeramente pegajoso. Le mame tan rico su verga que a los pocos minutos se vació en mi boca y yo trague tan delicioso semen con peculiar avidez. Me agradeció el acontecimiento y me dijo que nos veríamos en la alberca más tarde.
Asombrado por el acontecimiento me arreglé y bajé a desayunar para luego salir a caminar un poco y volver a la alberca para tomar el sol relajadamente. Cuando llegue a la alberca ya estaba allí con su mujer y disimuladamente nos saludamos. De vez en cuando nos mirábamos hasta que su mujer se levantó y se fue. Entonces él se acercó y me dijo que su mujer había ido a las tiendas y que tardaría un par de horas por lo que quería platicar conmigo. Me pidió ir a mi habitación por si su mujer regresaba y allí me explico que me deseaba porque le había hecho sentir cosas indescriptibles. Yo no aguante más y lo lleve a la cama, acostándolo boca abajo le puse unas almohadas en el vientre para levantar su cadera y tener un total acceso a su culo, pene y testículos. Lentamente le lamí y acaricié todos ellos y hasta vacié un poco de yogurt entre sus nalgas para luego recogerlo con mi lengua y de cuando en vez meter mi lengua en su ano con deleite. Ya caliente lo volteé y le comencé a mamar su verga y cuando la tenía completamente dura me subí a la cama y me senté en su vientre, deslizando ese rico instrumento en mi culo que lo recibió con mucho agrado. Estaba tan excitado que fueron pocos mis movimientos de meter y sacar para que sintiera sus jadeos y su parálisis general que presidió al calor de su semen en mi culo. Platicamos pocos minutos y se fue diciéndome que nos veríamos al día siguiente.
Al otro día llegó a mi habitación y me dijo que durante la tarde y noche del día anterior había estado pensando en cómo disfrutaríamos nuestro encuentro mañanero. Le baje su short y le pedí que se sentara e hincándome frente a él comencé a lamer sus testículos y su verga, la cual empezó a crecer dentro de mi boca y a liberar su líquido transparente y de sabor delicioso. Le mame deliciosamente su verga hasta que la tuvo dura y entonces, dándole la espalda, me fui sentando poco a poco en ella hasta que desapareció toda en mi culo. Mientras hacía esto yo acariciaba sus testículos y sus piernas. Con lentitud, subía y bajaba en su verga sintiendo como mi recto disfrutaba ese frotar delicioso. Repentinamente me empujo e hincándose se metió mi verga a su boca. Yo ya la tenía muy dura y él me decía que le encantaba mamármela. Lo empuje lentamente hasta que lo acosté y me moví para poder mamar también su fierro caliente. Que delicia era poder tener su verga grande y dura en mi boca y a la vez sentir como me mamaba a mí. Aprovechando la excitación empecé a meterle dos dedos por el ano y fue tal su excitación que se vino al poco rato en mi boca, rápidamente sin dejar que lo pensara mucho me acomode detrás de él y utilizando su semen como lubricante, con delicadeza pero con firmeza, le fui metiendo mi verga por su culo. Al principio se quejó pero después se empujaba hacia atrás para sentir más adentro mi verga; al mismo tiempo le frotaba su verga y casi al mismo tiempo nos venimos los dos: yo en su culo caliente y él en mi mano.
Al día siguiente se fue y no lo volví a ver. Qué pena!!!


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